AHV. Años 70.

•30 enero, 2012 • Deja un comentario

XXV Aniversario de las Colonias de Pedernales. 8-1950.

•30 enero, 2012 • 1 comentario

Eusko-Lorak caracterizado, para bailar la Ezpata Dantza «Amaia», de la opereta de Guridi. 1961. Cedida por Eusko-Lorak.

•30 enero, 2012 • Deja un comentario

Eusko-Lorak en las primeras bajadas de Simondrogas. Con Blanqui Cubert, de Txistulari. Años 60. Cedida por Eusko-Lorak.

•30 enero, 2012 • 1 comentario

D. German Aldama. El Cura de La Campa. Foto cedida por José Luis Lobato.

•30 enero, 2012 • Deja un comentario

Sacerdote (Vitoria 1918-Bilbao 1994) . El mayor de nueve hermanos. Estudió la carrera sacerdotal en el Seminario de su misma ciudad. Ya desde joven se le veía con carácter efusivo, humilde y nada amigo de grandezas. Nunca se enfadaba. Siempre tenía sobre su mesa una fotografía de su padre.
El 27 de junio de 1943 fue consagrado sacerdote. Su primer destino fue Lezama, con los agregados de Inoso y Astobiza, en Alava .
Afirmaban los vecinos del pueblo que su hermana no le podía comprar unos calcetines, porque desaparecían al día siguiente. Germán los daba a cualquier familia necesitada.
“Era inútil comprarle un par de zapatos, porque no le duraban en casa 24 horas”. Su hermana – dicen – solía afirmar que “resultaba muy difícil vivir con un santo”. Era de todos querido y admirado.

El segundo año de su sacerdocio fue trasladado a Deusto. Todos los chavales eran amigos de él; tenía un carácter alegre. Lo recuerdan como un cura lleno de paz y siempre sonriente. Les dio mucha pena cuando lo mandaron a Sestao. Le hicieron un homenaje al salir. «Rece por nosotros, le decían, porque lo necesitamos».
Tenía 27 años cuando entró en la parroquia obrera del Carmen, como Coadjutor .
Por aquel entonces había en el lugar pobreza en abundancia, e incluso miseria en algunas partes. Pronto conoció a la numerosa feligresía; a todos llamaba por su nombre. No había rincón ni portal, ni callejuela o barrio que él no conociera. Vieron en él un hombre de fe y coraje; lleno de fuerza interior y de personalidad. Al mismo tiempo de oración profunda y de total compromiso.
Enseguida advirtió las enormes tensiones que allí había, producidas por la gran penuria económica de los habitantes. Se puso desde un principio junto a los más pobres y débiles. En los bares se hablaba de él; llamaba la atención su sonrisa y su acercamiento a todos.
Los cinco años que pasó en Sestao, le confirieron su fama de hombre Santo. Sus homilías y su labor social, empezó a incomodar a las autoridades, siendo nuestro ínclito Gobernador Civil, Genaro Riestra, quien firmo su salida de Sestao.
Lo enviaron de párroco a Apellániz, como desterrado en 1952, y permaneció allí diecisiete años como otro cura de Ars.
Eran famosos los desplazamientos desde Sestao con numerosos autobuses a lo largo del año.
José Luis Lobato, un Sestaoarra nacido en El Carmen, nos relata sus recuerdos de aquellas excursiones:

La excursión se celebraba el día de Santiago. Salíamos del arco de la entrada a la Campa del Carmen y parábamos en Vitoria, que coincidía con el día del Blusa y curiosamente el mercado de Abastos estaba abierto ya que se hacia feria. Allí la gente se aprovisionaba de pan, sardinas y chuletillas, que después se asaban en el pueblo, al finalizar la misa mayor y los festejos que se organizaban para todo el pueblo.
Era una imagen enternecedora, observar como D. German, con los brazos en cruz, nos esperaba para abrazarnos.
El día comenzaba con Cohetes, juegos en la plaza de la iglesia, y a comer. subíamos por las eras, camino del monte San Cristobal , donde había una pequeña represa en el arroyo, donde solíamos coger cangrejos.
Con el tiempo, al levantar la voz contra la injusticia social en la homilía, ya a la excursión se nos unían algunos jeeps de la Guardia Civil.
La vuelta a Sestao, con aquellos cacharros y aquellas carreteras, se
prolongaba hasta altas horas de la noche, donde otra vez en el Arco de
entrada a la Campa del Carmen, los autobuses nos dejaban, a los de
Urbinaga por un lado y a los de la Punta por otro, al son de los Txistulares
de la Banda de Sestao, con Santiago Allende a la cabeza.

Su salud fue precaria durante toda su vida, pero en sus últimos años todavía se resintió más. Se planteó la necesidad de ser operado del corazón; y siempre estaba sonriente. Nunca se le oyó quejarse de su situación dolorosa.
En mayo de 1993 ingresó en «Las Hermanitas de los Pobres» junto con Lucía y Marta, sus dos fieles. Fue por entonces cuando dijo: «Quiero, en estos últimos años de mi vida, mostrar a todos la bondad de Dios». Permaneció en aquella casa alrededor de un año. En una carta había dicho: «El día feliz de mi muerte seré examinado en la asignatura del amor. Tengo miedo a todos los exámenes de este mundo. En aquél estoy deseando examinarme. Y sacaré sobresaliente».
Los últimos días de su vida no pudo hablar, pero estuvo atendido hasta sus últimos momentos en que entregó su alma al Señor. El 16 de mayo de 1994 a las 5,30 de la tarde.

Quiosco antiguo. Años 60.

•29 enero, 2012 • Deja un comentario

Taller de Zacarías. Calle Felix Mª Samaniego. Años 60.

•29 enero, 2012 • Deja un comentario

Atraco a La Naval. 7-1970.

•29 enero, 2012 • Deja un comentario

Kaiku en el campeonato de Bizkaia.1978.

•29 enero, 2012 • 1 comentario

Amistoso. Athletic-River. 6-1946.

•29 enero, 2012 • Deja un comentario